lunes, 13 de abril de 2015

GESTIÓN PÚBLICA Y PROSPECTIVA, APORTES A LA DISCUSIÓN

En una reflexión anterior de este blog sobre “Prospectiva, política y la ciencia de gobierno” señalaba que “la incursión en prospectiva debe reconocer la necesaria imbricación entre política -entendida como el ejercicio del poder de quienes están en el gobierno o de aquellos que aspiran a estarlo- y las políticas públicas. El ejercicio de la política sin políticas públicas es, principalmente, demagogia y, a contrario sensu, políticas públicas sin política es un ejercicio tecnocrático. Dentro del gobierno no se puede olvidar la política y fuera del gobierno no se pueden olvidar las políticas públicas".

Por estos días la población nacional asiste a una avalancha de información sobre asuntos que comprometen el funcionamiento del país. Abarcan la esfera pública en su interacción con el sector privado (PENTA, SQM y CAVAL) y la relación entre la naturaleza y la sociedad (aluviones en el norte). Y ciertamente requieren la conjunción de la política con la política pública. En un posteo anterior, también hice referencia  a las dificultades que enfrentan los lideres para pensar el futuro bajo las presiones de un presente demasiado agobiante: “el líder no es el único que cae en la falta de visión prospectiva. Para incorporar la visión de futuro en la gestión pública debemos cambiar colectivamente nuestra forma de pensar y hacer política. Como antes señalara, soy de los que postulo que la prospectiva es una versión moderna de planificación ya que ésta no es otra cosa que el intento del hombre por gobernar su futuro, por imponer la razón humana sobre las circunstancias. Y en esto, la planificación y la organización institucional del país están en deuda”. Se eliminó el Ministerio de Planificación y se cree que basta con un Ministerio de Hacienda que ordene la gestión pública mediante la elaboración y ejecución del presupuesto nacional. 

En el contexto anterior, parece oportuno difundir algunos trabajos sobre gestión pública en un país que cada ciertos años se ve conmocionado por problemas de dolo o corrupción. El país no reacciona adecuadamente ni tampoco anticipa escenarios de futuro como se deriva de las recomendaciones de los estudios que se reseñan a continuación.

Nuria Cunill en varios trabajos analiza la gestión pública señalando que las reformas no descansan en la ética de lo público sino en un conjunto de normas y procedimientos que velan por el cumplimiento de objetivos. Esto conduce a que se cumplan objetivos de desempeño que no se traducen en resultados y que tampoco la ética regule la actuación pública y privada[1]. En otro trabajo llega a la siguiente conclusión y propuesta: “que la democratización de la administración pública significa convertir a la ciudadanía en un sujeto directo de su control: esta es nuestra primera tesis. La segunda es que la democracia en la administración pública es una solución válida sólo si no atenta contra la eficiencia del desempeño gubernamental".[2] O sea, combinar transparencia con eficiencia.

Por su parte Alfredo Rehren,
en un análisis sobre transparencia en los gobiernos de la Concertación, plantea que “la agenda sobre ésta que se desarrolla durante los gobiernos de la Concertación en los noventa intenta responder a los desafíos planteados a la democracia chilena por la aparición de un nuevo fenómeno: la corrupción”. Y agrega que “ante los escándalos de corrupción cada administración reacciona, como en una crisis de contingencia, con la creación de una comisión ad hoc cuyo objetivo principal es recomendar a nivel presidencial distintas medidas a implementarse; o negociar con la oposición política, como es en el caso de Lagos, un amplio acuerdo concordando una política de transparencia. En ambos casos se generan iniciativas legislativas que se traducen en proyectos de ley del Ejecutivo y algunas mociones, que incluyen distintos componentes destinados a controlar la corrupción.” Tempranamente advierte que “el financiamiento público de las elecciones no necesariamente disminuye la corrupción. Por el contrario, puede proveer de un piso seguro para partidos y candidatos, sobre el cual siempre es posible adicionar recursos ilícitos e ilegítimos, difíciles de controlar, que aumentarían la corrupción” [3].

Enrique Rajevic analiza también esta temática y concluye que “si miramos el estado de las cosas en 2008 y en 1990 los avances han sido enormes. Pero en la lucha contra la corrupción se avanza o se retrocede: no hay medias tintas ni empates. Sin caer en alarmismos es preciso rescatar el sentido transversal y permanente de este problema como un tema de Estado. Es muy probable que en el futuro la probidad y la reforma del Estado sigan moviéndose a golpe de crisis. Al menos podríamos proponernos que la comunidad académica y los centros de estudios tienen  propuestas serias y viables que sirvan de antecedente cuando una nueva ola en el horizonte nos indique que avanzaremos unas brazas más en este camino"[4]En este mismo tenor, un reciente numero de la revista Política, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, analiza, entre otros temas de interés la relación entre dinero y política[5]Se destaca en esta reflexión el estudio  de Bastián González sobre la elección directa de los consejeros regionales en el 2013 que concluye: “los análisis estadísticos y el análisis descriptivo evidencian la importancia del gasto electoral. La relación entre dinero y política es compleja y llena de claroscuros. Los hallazgos relacionados con el importante efecto del gasto electoral sobre la elección de consejeros regionales 2013 no sólo dan cuenta de una posible estrategia de reproducción social basada en una reconversión de capital económico en capital político, sino que también de una cuestión delicada donde distintos campos se sobreponen y donde la esfera política y empresarial se entremezclan dando pie a potenciales conflictos de interés, lobby no regulado y posibles casos de corrupción. Por otra parte, que el gasto en campañas sea un factor tan relevante da cuenta de un obstáculo importante para que cualquier ciudadano se convierta en consejero regional. En definitiva, el cargo sigue en la órbita casi exclusiva de las esferas partidistas como un peldaño más en la jerarquía de la carrera política chilena. En este sentido, la dimensión electoral no ha potenciado la participación ciudadana o la inclusión de nuevos actores u outsiders en el sistema, sino que sólo ha implicado la apertura de una nueva arena electoral en la cual la posesión de capital económico –o la posibilidad de conseguirlo con facilidad– tiende a asegurar el triunfo. Lo preocupante de esta situación es que con la adopción del voto voluntario el año 2012, la participación electoral se tiende a asociar con más fuerza a un sesgo de clase, lo que sumado a las evidencias de esta investigación sugiere que en Chile se configura una especie de democracia censitaria, en la cual eligen y son elegidos quienes poseen mayor capital económico"[6].

Chile es un país marcado por la desconfianza. Ello provoca ineficiencias en el sector público y descoordinación. Este es uno de los temas analizados por Vignolo, Ramírez Alujas y Vergara del Río que plantean: “No es lo mismo hacer gestión pública en culturas donde la confianza es el sentido común que en otras en que reina la desconfianza, como la chilena. Las implicancias de estos paradigmas en las prácticas sociales son enormes, y esto debe ser considerado en el diseño institucional y en los modelos de gestión. No es lo mismo alcanzar la igualdad de oportunidades en una cultura efectivamente meritocrática que en Chile, país marcadamente oligarca y clasista"[7]. Y ahora con la actuación de algunas empresas del sector privado la situación es peor. Como se dijo acertadamente el país observa con estupor como el poder y no la educación permite ascender en la escala social.

Pero ahora el país tiene una oportunidad.   A este respecto, Carlos Ominami sitúa la situación del país en los siguientes términos: “Vivimos días muy difíciles para la política; los más duros desde que se inauguró la transición. Con los casos Penta, SQM y en un plano muy distinto, Caval, se desató un vendaval que amenaza con llevarse todo lo que encuentra en su camino. Muchos se declaran hoy consternados. El conjunto de la clase política está puesta en el banquillo de los acusados. Como ocurre con los huracanes, honestos y rufianes, pillos e ingenuos, decentes e indecentes terminan todos en el barro”.  Y continúa: "bien canalizada, la reacción ciudadana es saludable. Más aún, puede ser la energía que obligue al sistema a adecuarse a estándares cada vez más exigentes. Esta es una necesidad urgente de la política si queremos detener un proceso de desprestigio que peligrosamente erosiona la democracia que tanto costó recuperar. Hay  que salir jugando como se diría en jerga futbolística"[8].

Esperemos que las propuestas del Consejo Anticorrupción  y las siguientes medidas a tomar por el gobierno y el congreso devuelvan la confianza perdida. Más que gérmenes de cambio, el país enfrenta procesos de ruptura en la gestión pública no siendo posible seguir haciendo lo que se hacía anteriormente.  En este argumento, la prospectiva nos enseña que para evitar las crisis y no sufrirlas hay que anticiparse a los problemas. Y ello solo se puede hacer si se explora el futuro. Para salir de las contradicciones hay que aprender a convivir con la complejidad y la incertidumbre, prospectar campos de innovación, distinguir lo urgente de lo importante, reinventar nuevas formas de vivir e imaginar nuevos paradigmas y nuevas formas de expresión política. A esto, sin duda, contribuirá la prospectiva.



[2]  Cunill Nuria. "LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA LOS MITOS A VENCER". http://xa.yimg.com/kq/groups/23942992/2143444463/name/m_gestion_publica_cunill.pdf.
[3] Rehren Alfredo. "La evolución de la agenda de transparencia en los gobiernos de la concertación". Instituto Ciencia Política UC. Mayo 2008 http://repositorio.uc.cl/xmlui/bitstream/handle/123456789/1516/504459.pdf?sequence=1
[4]  Rajevic Mosler Enrique. "Las agendas de probidad de los gobiernos de la Concertación: entre la realidad y el deseo". http://www.derecho.uahurtado.cl/documentos/Cap.%20Rajevic.pdf
[6]    Bastián González-Bustamante. "Elección directa de consejeros regionales 2013. Rendimiento del capital político, familiar y económico en una nueva arena electoral en Chile". Política / Revista de Ciencia Política
[7] Ver Vignolo, Ramírez Alujas y Vergara del Río. "ÁNGELES Y DEMONIOS EN LA GESTIÓN PÚBLICA
CHILENA. Una aproximación post-racionalista y post-romántica a la innovación en el sector público".
[8]  Ominami Carlos. "Salir jugando. Elevar los estándares de probidad es una necesidad de la política si queremos detener un proceso de desprestigio que erosiona la democracia". La Tercera 20 marzo 2015: http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2015/03/895-621693-9-salir-jugando.shtml

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