lunes, 13 de abril de 2015

Estudio: Cambios territoriales y tecnológicos en el riego agrícola en Chile, 1997-2007

No cabe duda que el agua es un tema crucial para el país. Por ello, el Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia organizo en el 2014 un seminario denominado SED DE FUTURO: EL FUTURO DEL AGUA EN CHILE[1]En este marco, Alfredo Apey -Geógrafo de la U de Chile (Ph.D.) y profesor de su Escuela de Geografía – nos envió este estudio que tiene por objetivo contribuir al análisis del riego en Chile, con un aporte cuantitativo que permita identificar en forma agregada los patrones tanto territoriales como tecnológicos que caracterizan su distribución espacial, así como las variaciones que se han manifestado en Chile durante el período 1997- 2007. Amplía el enfoque tradicionalmente dirigido hacia la oferta o disponibilidad de agua para riego con una perspectiva complementaria que proporciona información y antecedentes que expresan las variaciones en la demanda por este recurso que se está ejerciendo desde la actividad agropecuaria nacional. 

Entre sus conclusiones señala que la comparación del agregado estadístico nacional de la superficie regada en el país establece un crecimiento de 41.689,5 ha entre 1997 y 2007, lo que equivale a 3,9%. Sin embargo, el análisis desagregado al nivel territorial comunal muestra una superficie de crecimiento del área regada nacional de 141.314 ha (13,2%), cifra que se obtiene de la suma del nuevo riego verificado en 184 comunas. Bajo este mismo contexto de análisis, la superficie regada disminuye en 99.766 ha, proceso observado en otras 126 comunas. Cabe señalar que esta combinación de dinámicas contrapuestas entre crecimiento y disminución del área regada muestra patrones territoriales claramente diferenciados. Por un lado, se observa un significativo incremento de las nuevas áreas regadas, básicamente con riego tecnificado, en territorios tradicionalmente de secano. Esta tendencia es clara en las cuencas comprendidas entre los ríos Copiapó y Aconcagua, así como en la Cordillera de la Costa en la zona central, sectores en los que se observa un fuerte incremento de plantaciones de frutales y viñas. También es notorio el nuevo riego en las regiones del sur y austral, reflejado en su mayor participación en praderas mejoradas, cultivos anuales y frutales menores. Esta tendencia abre otro frente de interés para el análisis de los nuevos patrones tecnológicos que se visualizan en el sector: su mayor dependencia del consumo energético. 

Por otro lado, se manifiesta una clara disminución del área regada en las comunas de la región centro-sur, fundamentalmente en las zonas centrales y pre-cordilleranas, en donde la caída del riego gravitacional sigue la misma tendencia de la disminución en superficie de los cultivos tradicionales y de las forrajeras. Las cifras de crecimiento en el área regada son elocuentes y resulta a lo menos recomendable monitorear esta relación de interdependencia entre oferta y demanda hídrica en forma permanente con el objeto de verificar las tendencias ocurridas con posterioridad al año 2007 y poder garantizar la sostenibilidad económica, social y ambiental de quienes invierten capitales y esfuerzos en este sector productivo.


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